Desde que me llegó el periodo menstrual, a los 13 años, tuve fuertes dolores abdominales. Me preguntaba porqué ser mujer era tan doloroso. En cada uno de ellos, había un día en el que debía quedarme en cama. Los dolores eran tan fuertes, que tenía que cambiar la posición de mi cuerpo después de algunos minutos, y podía mantenerme en esta nueva posición por los mismos pocos minutos. Comencé un tratamiento de pastillas anticonceptivas a los 15 años para controlar unos quistes, que estaban presentes en ambos ovarios. El dolor siguió igual de fuerte.

A los 21 años era insoportable y podía notar, con el tacto de mis manos, un tumor en mi vientre bajo, al lado derecho. Resultó ser que tenía tumores en ambos ovarios, de distintos tamaños. Tuve que ingresar de urgencia al hospital y estuve esperando 9 días por la operación. Las enfermeras me trataban pésimo, pensaban que estaba exagerando y que no tenía nada malo. Días antes de la operación, los doctores me decían: “Te haremos una biopsia rápida en la operación. Puede que sea cáncer, pero nooooo, no va a ser, porque eres muy jovencita”. Firmé los papeles dando mi consentimiento de que removieran mis órganos, de ser necesario. La noche anterior a la operación me desmayé en el baño, pero no quise que corrieran la fecha, y dije que me sentía bien. La operación duró 5 horas. Desperté con el dolor más fuerte que he sentido en mi vida. “Si te damos más calmantes, te mueres”, fue lo que me dijeron al pedir ayuda. Tengo un umbral de dolor muy alto y no soy una persona que se queje fácilmente, por lo que si digo que el dolor era horrible, es porque lo era. Me pidieron que intentara no hablar, para no generar gases, aún así, se generaban y provocaban un dolor enorme. Un doctor me dijo de la manera más poco humana y cruel posible que tenía cáncer y que habían removido mis órganos. Mi familia y mi novio estuvieron conmigo por algunos minutos y me dieron su amor y su apoyo. Recuerdo vívidamente que al leer el informe de mi operación frente a mi cama, las enfermeras se pusieron pálidas, se sintieron mal, quizás culpables, y cambiaron su trato conmigo por uno más amable de inmediato. Estuve un día más y salí del hospital un 11 de Septiembre.

En menos de un mes tuve que volver a la parte oncológica, para hacerme las 6 sesiones de quimioterapia, cada 20 días. Todo el personal ahí te trata muy bien. De verdad se preocupan por tí, y se encariñan contigo. La droga del tratamiento era tan fuerte, que incluso mover un dedo me costaba, sentía que hacerlo requería un esfuerzo hercúleo. Mi vientre estaba tan adolorido, que el sólo hecho de respirar me dolía. Cada vez que iba al hospital, debía pasar la noche ahí. Me salía un olor químico de las axilas y al poco tiempo empezaba con los vómitos. No paraba en toda la noche. Me preguntaba hasta cuándo duraría el líquido biliar. Se me cayó el pelo, así que me rapé. Adelgacé abruptamente, pesaba 45 kilos (mido 1.74 mt).

Para la quinta quimioterapia estaba tan mal, que no pude entrar al hospital, mi cuerpo se negaba. Pero lo hice. Cuando estaba en la cama, pensé “quiero morir”. Fue un pensamiento genuino, no quería más dolor, ni físico ni emocional. Sin embargo, a los pocos segundos, mi mente dijo “no”. “No, porque va a llegar un momento en el cual no te va a doler respirar”. “No, porque va a llegar el momento en el cual estarás sana”. “No, porque vas a estar muy bien, y mirarás hacia atrás y te sentirás feliz de haber superado esto”. Así que decidí, que no quería morir. Quería vivir, por el futuro que estaba por venir. Y estoy segura de que la mía no fue la única voluntad que me ayudó a seguir adelante.

Esta experiencia me dio una perspectiva muy amplia de la vida, en la cual me cuesta aproblemarme fácilmente por problemas pequeños (pero no me cuesta preocuparme, en eso debo trabajar más!).

Cuál ha sido el poder de tu voluntad? Escríbelo en un cuaderno o en digital y recuérdalo, te ayudará a valorar más tu día a día y a poner las cosas en perspectiva cuando estés pasando por una dificultad.

…Imágenes fluyen y dicen que no hay límites. Ya ves que nada te perturba ni derrumba. Te vuelves a parar…

Crecer
Blog

4 Replies to “El poder de la voluntad (parte 1: cáncer)”

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.