Cuando comencé a hacer música, nunca quise pertenecer a una escena específica o un a nicho en particular. Al principio cantaba ópera, ahí no hay mucho de dónde elegir, es ópera y ya. Una de mis maestras, Violaine Soublette, me dijo que yo era Soprano Ligera, y comencé a estudiar obras para este registro. Pero yo no me sentía cantante de ópera. Y por lo mismo, luego de tres años, dejé mis estudios.

Paralelamente tenía mi banda, Denun. El proyecto comenzó sin tener un estilo en específico, todo fluía de manera natural y se había convertido en una especie de rock melancólico que sentía un gran amor por los pueblos originarios chilenos. Era melancólico pues teníamos mucho material para eso, tomando en cuenta nuestro estado emocional en esa época.

A pesar de que no teníamos definido un estilo conscientemente, y sólo nos interesaba “inspirar a una persona” (literalmente), la cosa se iba gestando, tomando matices dentro de ciertos géneros musicales. Pero – aunque nunca quisimos encasillarnos en un estilo – fuimos catalogados de “Metal”, por nuestro EP y nuestro primer disco, que, en esa época, era metal. Pero yo no me sentía metalera.

Lo mismo me pasó con otra banda en la que estuve dos años, llamada “Arkaos”, y de la que me fui porque ese no era el estilo que quería cultivar.

Luego de eso, vino el Prog Rock. Amo cantar en SETI. Me siento increíblemente desafiada en esa banda, me encanta. Me fascina haber grabado con músicos del Prog tan increíbles en los discos de la banda. Siento una energía enorme y una sincronía muy bella. Pero… no me siento progresiva. Me gustan las canciones simples! Me gusta el “progresivo pop”, jaja.

Después volví a la Universidad y me titulé en Jazz y Música Popular. (Luego de haber estudiado Música Clásica, fue como si me abofetearan la cara, es un lenguaje sumamente diferente y fue muy desafiante para mí, pero bello!), y aunque me enamoré mucho más de Dizzie Gillespie… no me siento jazzista.

He cantado en coros de música devocional (Actualmente canto en el One Human Family Choir) y bueno, eso ha sido muy diferente, una experiencia trascendental, hermosa, espiritual, enriquecedora; sin duda lo más potente que he hecho. Pero no me siento sólo una cantante de coro.

Me siento solista, me siento compositora, me siento letrista y música. Pero, ¿Porqué debería pertenecer sólo a un nicho en específico? Es cierto que hay muchos estilos que no me interesan o no quiero explorar, que no fluyen naturalmente en mí o no me atraen, y no incursionaré en ellos. Pero no es mi intención limitar mi creatividad y mi composición a un estilo definido o a una técnica vocal definida, pues yo escucho tantos estilos diferentes y disfruto tanto la música, que quiero que mis creaciones salgan libres desde mí. Es cierto además que uno tiene su propio estilo, pero existe también la evolución. Es natural y necesaria, y yo estoy muy dispuesta a cambiar.

Y mi proyecto solista de qué estilo es? Es rock, es indie rock, es rock alternativo, es cantante compositor? Ni siquiera yo lo tengo muy claro! Sé lo que no es, pero no lo que es, jajaja.

Muchas veces he leído: “Oye tú, artista, define tu nicho!”, o, “Define tu tribu!”, y yo creo que no tengo, porque no encajo en un estilo tan definido. Pero me di cuenta de que algunas personas que me apoyan lo hacen porque sienten un vínculo espiritual con mi música. Y eso es hermoso, porque me hace sentir que se trata de un vínculo trascendental y siento que se cumple mi propósito en la vida. Bueno, ese es otro tema… Seguiré haciendo música y creando letras sin tener un estilo definido al momento de crear.

Un gran punto a considerar es que las personas que colaboran en mi proyecto musical tienen su propio estilo y eso crea una mezcla que a veces queda muy cargada hacia un género en específico. El resultado es que el proyecto es mucho más interesante; muchas veces el resultado final no se parece para nada a la idea musical que tenía en mi cabeza o en mi corazón, cualquier cosa puede pasar al abrirme a la colaboración, y eso es alucinante.

En mi opinión, la música es una expresión del espíritu y es hermoso que salga de manera natural y auténtica, sin encasillarse, que se manifieste como una expresión pura y sin expectativas, que se trate de crearla por la dicha de crearla y compartirla con quienes quieran escucharla.

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